¡Hoy empieza todo, por la Resurrección de Cristo la vida tiene sentido¡ El proceso humano no va de su gestación a su muerte, sino que el hecho de vivir es un recorrido que no acaba. Si Cristo vive y yo vivo en Él, no hay un fundido a negro al final del callejón. A veces pienso que sólo gente muy fría y sin corazón nos han podido enseñar que vivir es cumplir una ristra de preceptos a la espera de que se nos juzgue al final de la historia. Así no vivían los primeros cristianos, no hay más que leer las cartas de San Pablo. Su manera de vivir, su ética, era una consecuencia de su alegría, porque Cristo estaba vivo. No eran cumplidores de preceptos, eran los amigos alegres que saben que Dios vive con ellos. ?Por tanto, si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allí arriba?. ?Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios?. ?Por tanto, dad muerte a lo terreno en vosotros, a las pasiones, los malos deseos, la avaricia, desterrad también de vosotros la ira, el coraje, la malicia?. ?No os mintáis unos a otros?. Según esta perspectiva, los actos pecaminosos deben evitarse no porque sean incompatibles con un determinado código moral, sino porque son irreconciliables con la nueva amistad con Cristo. Sólo un verdadero encuentro produce una conducta feliz.
En el penúltimo Coral de la Pasión según San Juan, que fue la primera de las Pasiones que escribiera J. S. Bach, el autor del libreto incorpora un texto muy sencillo, pero muy significativo de lo que los cristianos esperamos del Sábado Santo: ?Descansad en paz, restos sagrados. Ya no lloro más. Descansad, dadme a mí también eterna paz. Que no se esconda el dolor en nuestro sepulcro?. Se refiere a la muerte como al momento de dormir, a un tiempo de descanso. Me parece un atrevimiento increíble. Y el colmo de la belleza lo pone la música del cantor de Leipzig, incorporando una melodía que suena a canción de cuna, una música que mece al Maestro mientras aguarda la llegada del domingo.
Hoy es el primer día de la semana. Nunca los lunes inauguran la semana. La vida de un cristiano no parte de un día laborable, en el que uno se levanta con el entusiasmo justito para trabajar y cumplir con eso que llamamos obligaciones. Por eso, a finales de los setenta, los Boomtown Rats cantaban aquello de ?No me gustan los lunes?. El domingo es el día en el que todos nos reunimos para participar en la comunión con Cristo. No es un asunto de reunión social, es el punto de arranque para saber vivir. La verdad es que no somos muy conscientes de todo lo que se nos regala un domingo. Tiene razón el Papa Francisco, ?hacemos lo que podemos?. Es una frase que usa muchísimo el santo padre. La usó justamente el pasado Viernes Santo cuando llegó a la penitenciaría de Regina Coeli para resumir su asistencia a los actos litúrgicos de la Semana Santa, ?hago lo que puedo estos días?. Es cierto, no vemos al Señor cara a cara, un domingo tiene las mismas horas que un lunes, cuando terminamos de comulgar no salimos de la iglesia con una señal luminosa en la frente. Sin embargo, el uso del silencio y del respeto por parte del Señor no impiden que hoy gritemos, ¡verdaderamente has resucitado!
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